Desde dicho cuerpo colegiado se emitió a través de sus redes sociales una "Carta Abierta" en la que expone la "situación crítica" que atraviesa el sistema de salud en Argentina.- eldiariodecatamarca.com
El documento, dirigido a médicos, pacientes, autoridades y a toda la sociedad, subraya que esta crisis impacta tanto a quienes brindan servicios médicos como, principalmente, a quienes los reciben: la población.
El comunicado enfatiza que el sistema de salud argentino muestra hoy "signos de agotamiento estructural". Una de las principales problemáticas señaladas es la escasez de profesionales médicos, un fenómeno cada vez más visible, especialmente en especialidades consideradas básicas como clínica, pediatría o terapia intensiva.
Esta falta de recursos humanos, según el Colegio Médico, no es accidental. Se atribuye a la desvalorización del trabajo médico, las condiciones laborales precarias, la falta de incentivos y el "agotamiento emocional" que padece el personal de salud
La carta detalla que en el sector público, la situación es "particularmente grave". Los médicos en formación, como los Residentes, enfrentan jornadas extenuantes por salarios que, en muchos casos, no alcanzan el salario mínimo. Incluso después de años de estudio y especialización, los sueldos como médicos de planta siguen siendo bajos, y la reinserción laboral en zonas rurales o alejadas, donde más se los necesita, es escasa. Esta precarización, advierten, aleja a los profesionales del sistema y deja a poblaciones enteras sin una atención médica digna.
En cuanto al ámbito privado, el Colegio Médico sostiene que la injusticia se repite. Los honorarios pagados por las consultas están por debajo del "mínimo ético" sugerido por los colegios médicos.
Además, estos se abonan con retrasos de entre 60 y 90 días, sin ningún tipo de acuerdo directo con los profesionales que prestan el servicio. Esta realidad, explica el texto, obliga a muchos médicos al pluriempleo, generando desgaste físico y estrés crónico. La formación médica permanente, necesaria para garantizar la calidad de la atención, también implica una inversión constante que no siempre es reconocida.